Manifiesto Liberalista del CEHA por el 4D 2022

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MANIFIESTO LIBERALISTA DEL CEHA POR EL 4D 2022

 

El pueblo andaluz se encuentra ante otro 4D dominado por demagogias y tergiversaciones. Esta vez se producen a raíz de la aprobación, el pasado 8 de noviembre, del decreto 541/2022, por el que se declara oficialmente esta fecha como Día de la bandera de Andalucía. Como se explica en dicho decreto, esta declaración se hace bajo el paraguas de los artículos 10.3.3 y 10.3.24 de nuestro vigente Estatuto de Autonomía, donde se establece una obligación por parte de los poderes públicos de afianzar «la conciencia de identidad andaluza» y de velar «por la salvaguarda, conocimiento y difusión de la historia de la lucha del pueblo andaluz por sus derechos y libertades».

Sorprende, en primer lugar, la tardanza en institucionalizar el 4D como día crucial para nuestro pueblo a pesar de que Andalucía ha contado con Estatuto propio como nacionalidad histórica desde 1981, llamando más la atención que el responsable haya sido un partido de derechas después de décadas de gobiernos con mayoría socialista.

Pero lo verdaderamente significativo ha sido la reacción del denominado andalucismo ideológico de izquierdas. Pese a que la idea de declarar el 4D como día de la bandera fue sugerencia directa del líder histórico del PA Alejandro Rojas Marcos, esta versión del andalucismo no ha tardado en mostrar su malestar por lo que consideran un intento de banalizar esa fecha histórica vaciando de contenido el potencial liberador de nuestro gran día histórico.

Sin embargo, ¿no estamos ante el mismo andalucismo ideológico que, junto con el resto de partidos políticos, firmó y refrendó el Pacto de Antequera? ¿Y no se firmaba en este Pacto que la soberanía del pueblo andaluz quedaba subordinada a la indisolubilidad de la patria española y al reconocimiento de la monarquía como garante de la misma? Además, ¿no es ese andalucismo de izquierdas el mismo que, bajo el lema “Por un poder andaluz”, lleva cuatro décadas defendiendo el actual marco estatutario del 151, que ni es federalista ni mucho menos liberalista, mientras grita el Viva Andalucía Libre de Blas Infante?

Por tanto, resulta ciertamente demagógico que se critique que el presidente de la Junta, reivindicando el legado de Manuel Clavero Arévalo junto al del PA en la construcción de la autonomía andaluza, simplemente esté cumpliendo con su obligación institucional. Y tanto o más problemático es que se cuestione por haberse sumado a la defensa andalucista del mismo “statu quo autonómico” en el que se reconoce que Andalucía es una nacionalidad histórica por derecho propio y que el andalucismo de izquierdas lleva defendiendo como un logro desde su constitución.

Como no puede ser de otra manera, desde el CEHA celebramos que existan diferentes concepciones del andalucismo por una razón muy básica: la pluralidad ideológica (y el andalucismo no es ninguna esencia fija e inmutable) es el termómetro del librepensamiento y esta es la base irrenunciable de la democracia que asume la heterogeneidad de la sociedad andaluza, tal y como la promovía Blas Infante en la concepción de su propio andalucismo liberalista.

En cualquier caso, es evidente que no se debe infravalorar la crítica a las posibles intenciones partidistas del gobierno autonómico actual con su decreto. Pero este es un baremo que se debería aplicar sin contemplaciones a todas aquellas formaciones que enarbolen la verdiblanca en el ejercicio de su legítima actividad política. Después de todo, los símbolos de Andalucía pertenecen al pueblo andaluz en su totalidad.

Asimismo, tampoco se debe olvidar la defensa del 4D como el verdadero Día de Andalucía o que la aspiración soberanista del pueblo andaluz fue un elemento esencial aquel día de 1977 y debe estar presente en su conmemoración. En concreto, desde el CEHA hemos promovido esta visión de forma contundente en nuestros manifiestos liberalistas. Sin embargo, para hacer esta reclamación se debe ser coherente y defender, sin recurrir a los falsos estigmas de carácter colonial (indolencia, adormecimiento, baja autoestima, etc.), la idea de pueblo andaluz como único sujeto constituyente de Andalucía. Y es que solamente eliminando la tergiversación interesada del concepto de soberanía o de las propuestas de Blas Infante se evitará confundir a la ciudadanía andaluza, lo cual supone un primer paso imprescindible para establecer referentes claros al respecto fuera de proclamas electoreras, que tanta indiferencia y desapego producen.

Por último, desde el CEHA también queremos reclamarle coherencia al gobierno autonómico actual sobre lo que pregona en cuanto al respeto y enseñanza relativos al significado de nuestros símbolos, enfatizados en el nuevo Decreto. Para ello, nos centramos en nuestro escudo, un elemento que se incluye en la bandera en su uso institucional. En el Preámbulo del estatuto actual de Andalucía se explica que tanto la bandera como el escudo se aprobaron en la Asamblea de Ronda de 1918. Sin embargo, hasta este momento no se tiene constancia de la existencia de las actas de dicha asamblea. Esto no supuso ningún problema y, en el caso del escudo, existió un acuerdo entre los políticos firmantes del primer estatuto de autonomía de que nuestro escudo estaría basado en el que colocó Blas Infante sobre la puerta principal de Dar al Farah, la casa de Coria del Río donde residió sus últimos años de vida.

Como ha explicado en un estudio nuestro vicepresidente Estanislao Naranjo Infante, el propio Blas Infante diseñó el escudo de la casa de Coria del Río con una simbología muy precisa para representar el ideal cultural privativo de Andalucía. En una carta suya a Pedro Demófilo Gañán publicada en 1919 en la Revista de Andalucía, describiría, por ejemplo, que la figura principal es la de un Hércules que «vive para crear la conciencia de la vida… sujetando a un yugo de consciente armonía las fuerzas indomadas del Universo (los leones)… [y] que no cree en otra Providencia que en la Providencia de su propio esfuerzo.» Nuestro Hércules andaluz, además, luce una diadema triple que lo identifica como dominador de la materia, la mente y el espíritu. Asimismo, las dos columnas que lo flanquean presentan una mezcla de estilos clásicos para indicar un sentido heterodoxo muy concreto de perfección. En definitiva, se trata de un escudo que representa una idea de Andalucía «que pueda llegar a servir de faro de luz a la Humanidad», que resalta la heterodoxia y la inteligencia por encima de la fuerza bruta, y que incide en la idea de la construcción de la conciencia del pueblo andaluz en función de sus particulares principios culturales sobre los que Blas Infante cimenta su ideal soberanista.

Teniendo en cuenta lo anterior, resulta evidente que cualquier modificación de un diseño tan preciso supone una adulteración de su significado simbólico original. Y, de hecho, esto es lo que ocurre con el escudo oficial actual. En este sentido, no solo hay que señalar la adición en el mismo de la piel del león de Nemea sobre los hombros de Hércules, despojándolo de su naturaleza andaluza con su dominio de la inteligencia para transformarlo en un mito de universalidad abstracta en el que predominan la violencia y la fuerza bruta. De igual forma, la representación uniforme de las columnas en el escudo oficial contribuye a la adulteración al eliminar ese sentido de perfección heterodoxa que resaltaba Blas Infante. También resulta incomprensible la existencia de múltiples versiones de las diferentes figuras y elementos del escudo según quién lo reproduzca, algo impensable para cualquier otro símbolo oficial. Y mención aparte merece la colocación de una corona monárquica en su uso actual para la presidencia del gobierno andaluz, algo que contradice tanto la naturaleza no heráldica del escudo de Coria como el ideal liberalista infantiano.

Por ello, el CEHA le solicita al gobierno actual, primeramente, que el escudo de Dar al Farah pase a ser el escudo oficial de Andalucía de ahora en adelante. Asimismo, le pide que, en cumplimiento de los objetivos del Estatuto vigente y como parte de la campaña informativa sobre la bandera fijada en el reciente decreto sobre el 4D, se difunda el conocimiento del verdadero significado de ese escudo. Y, finalmente, lo conmina a que se vayan sustituyendo progresivamente los escudos y banderas oficiales actuales de forma que, en un periodo razonable de tiempo, se homogenice el uso del escudo de la casa de Blas Infante en todos los contextos.

La verdad y el conocimiento son esenciales para que nuestra conciencia andaluza se identifique con el ideal de un pueblo librepensador que, como nuestro Hércules, aspire a construir su soberanía mediante el fomento de la inteligencia como principio civilizador. Trabajar por estos valores es responsabilidad de todos los colectivos andaluces y, de forma especial, de quienes nos representan o aspiran a hacerlo.

POR UN PUEBLO ANDALUZ REALMENTE SOBERANO,

¡VIVA ANDALUCÍA LIBRE!

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