El jueves volverá a haber una representación del CEHA en la ofrenda floral del acto que se celebra a la altura del kilómetro 4 de la antigua carretera de Sevilla a Carmona para recordar el asesinato de Blas Infante aquella terrible madrugada de agosto de 1936.
Este año el acto viene precedido por el mensaje publicado por el Centro de Estudios Andaluces en sus redes sociales en el que se describía dicho asesinato como una desgracia acaecida por «la quiebra de la convivencia y la democracia liberal¨. Sin duda, un nuevo intento de tergiversación politizada de nuestra historia con Blas Infante como excusa.
Desde el CEHA mostramos nuestro más absoluto rechazo a dicho mensaje. Pero pensamos que no debemos quedarnos ahí y nos gustaría resaltar tres aspectos de la polémica creada al respecto.
Empezamos con lo único salvable del mismo: se reconoce que la Segunda República española fue una democracia. Algo es algo.
En segundo lugar, llama la atención cómo las reacciones y protestas contra el Centra han obviado la caracterización de esa democracia como «liberal», un término con unas connotaciones muy específicas en el discurso propagandístico actual en el que se inserta ese mensaje. Esto es relevante por lo que implica en relación a la defensa encendida de ese período republicano que siempre se ha hecho desde prácticamente toda la izquierda.
Por último, no se debe olvidar que, desde que se recuperó la figura de Blas Infante en el tardofranquismo, todos los partidos y agrupaciones políticas han venido aprovechándose de ella para legitimar en Andalucía cualquier ideología partidista. Por poner otro caso llamativo y que tampoco recibió ninguna respuesta, nos referiremos a algo que ocurrió hace un mes en el acto del Alcázar por el aniversario del nacimiento de Infante. En dicho acto, el representante del Ayuntamiento hizo un peculiar ofrecimiento sobre la total colaboración “andalucista” de su gobierno, viniendo a decir que la llevarían a cabo siempre que se presentara a Blas Infante como un regionalista defensor de España.
¿Se nos olvida que precisamente en nombre de España se han cometido los mayores genocidios en Andalucía y fuera de ella?
¡Ay, si al menos quienes tanto presumen de defender a España asumieran la idea de esta que Blas Infante incluyó en el escudo de Andalucía!
Ante este panorama, nos gustaría hacer algunas sugerencias. En primer lugar, animamos a que siempre que se presente la oportunidad, dejemos claro lo que jamás se debe ocultar: que en nombre de España se dio un golpe de estado contra el gobierno democrático de la Segunda República y que, como parte del genocidio programado por los golpistas contra una buena parte de la ciudadanía andaluza y española, un grupo de ellos asesinó de manera cobarde a Blas Infante simplemente por reivindicar una Andalucía soberana. Y evitemos el uso de “fusilar” para este acto. En un sentido técnico, esto asume el cumplimiento de una legalidad y no se puede permitir dar pie a confusiones a ningún nivel. Blas Infante fue asesinado a tiros.
Además, aunque siempre defenderemos un sistema democrático por encima de dictaduras o regímenes totalitarios, nos parece imprescindible que tampoco se deje pasar la ocasión de resaltar debidamente la labor represora por parte de la Segunda República española, tanto cuando gobernó la derecha como la izquierda, contra la incansable defensa política y cultural de Andalucía realizada por Blas Infante. Los entresijos del famoso complot de Tablada, la censura en periódicos o los comentarios amenazantes de boca de políticos desde sillones ministeriales son solo algunos ejemplos de cómo el gobierno republicano trató por todos los medios de acallar y desacreditar el andalucismo infantiano.
Finalmente, la recuperación de la democracia tras el franquismo tampoco ha producido un avance significativo en la dirección deseada con respecto a las propuestas de Blas Infante. Pero ese es un tema más largo de tratar. Mientras tanto, insistimos en nuestro mensaje de animaros a leer la obra del propio Infante con detenimiento y una mente lo más libre posible de propagandas ideológicas o partidistas.
Con esto, no solo encontraréis evidencias suficientes de por qué gobiernos de distinto signo y naturaleza han tenido siempre tanto afán en anular y/o tergiversar su mensaje. Mucho más importante es que también contribuiréis a que dicho mensaje continúe ejerciendo la gran labor para la que fue creado: fomentar una ciudadanía andaluza librepensadora y soberana que consiga liderar su futuro. ¡Qué mejor conmemoración que esa!
Nos vemos el jueves.
Viva Andalucía Libre